el canibal de la guerrero otro feminista/machista

La madrugada del 8 de octubre de 2007, agentes de la Policía Judicial ingresaron al departamento de José Luis Calva Zepeda, ubicado en la calle de Mosqueta número 198 en la Colonia Guerrero; en el lugar, la escena era repugnante, ya que en el clóset de su recámara se encontraba el cuerpo mutilado de Alejandra Galeana, quien fuera su novia y llevaba tres días desaparecida; las piernas y un brazo dentro del refrigerador y el otro en la cocina, con el cual, el asesino se preparó un extraño caldo y en el sartén había trozos de carne frita, que al parecer, este sujeto vehemente, degustó. Por ello, en la historia criminal de México se le recuerda como “El Caníbal de la Guerrero”.
Calva Zepeda tenía un método muy cruel para llevar a cabo sus crímenes; primero enamoraba a sus víctimas de la forma más romántica: les regalaba ramos de flores, chocolates y les escribía poemas con dedicatoria especial.
El sanguinario sujeto, ante todo, se presentaba como escritor, dramaturgo, periodista, poeta, novelista y firmaba sus poemarios como “El Caminante”. Después, cuando sus parejas se sentían en absoluta confianza, en el momento más inesperado, las atacaba a cuchilladas o las estrangulaba; acto seguido, las descuartizaba y destazaba para depositar sus cuerpos en bolsas de plástico y arrojarlos en lotes baldíos.
Tras su captura, confesó haber asesinado a Alejandra Galeana y a otra joven de nombre Verónica Consuelo Martínez con la ayuda de quien entonces era su amante, sí, un tipo llamado Juan Carlos Monroy; sobre el cadáver de la segunda joven, se deshicieron de él por los rumbos de Chimalhuacán, en abril de 2004.
En 2007, la policía dio con el cuerpo embolsado de una prostituta apodada “La Jarocha”, allá por Tlatelolco, quien murió en condiciones muy similares, sin embargo, “El Caníbal de la Guerrero” negó conocerla y las autoridades nunca pudieron responsabilizarlo de dicho crimen.
Quizás fueron la atracción y el desprecio hacia las mujeres los que trastornaron la mente y los días de José Luis Calva Zepeda. Desde muy pequeño lo inundó la desgracia, su padre murió cuando él era muy pequeño y su madre se dio el lujo de maltratarlo física y emocionalmente. Fue un niño sin cariño y muy solo, que prefería estar en las calles, donde también, padeció todo tipo de abusos. Tal vez, por eso sentía que la vida le debía algo, y se quiso cobrar por su cuenta.
El poeta asesino se volvió adicto a la literatura, al cine de terror y sadomasoquismo, a la magia negra, la cocaína, el alcohol, al sufrimiento ajeno, a la sangre y quizás también, a la carne humana. Dichos gustos fueron el excipiente que le dio sentido a su existencia.
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jse luis calva zepeda.

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